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Se escurre un poema

de mis manos?

No! La poesía y su liturgia

permanecen vivas.

Están presentes

en cada parpadeo

de unos ojos

que escudriñan

el horizonte marino,

 detrás de la espuma

y las arenas.

Laten con cada pálpito

de un corazón empeñado

en seguir pendiente

de los labios tuyos.

Buscando un beso

con el primer aliento

que despierta al día

y con el último

que al caer la noche

exhala agradecido.

Habrá que soñar entonces?

Sin duda!

La liturgia también sigue soñando.